martes, 14 de febrero de 2012

RIFT



Montes Himalaya
01:27 a.m.

El frío rodeaba el entorno, llegaba a ellos a través de ráfagas continuas de viento, que a su vez arrastraba pequeños copos de nieve que les daban de lleno en el rostro, en el cuerpo y les helaban los huesos. Pero aún así el deber era más importante y sabían que los problemas climáticos era la menor de sus preocupaciones. Dos chicos y una chica que portaban una capa larga que les cubría la cabeza y parte del cuerpo; caminaban sobre una planicie teñida de blanco, el cielo oscurecido por completo y sólo la fatigada luz estelar iluminaba levemente el paisaje.  Se detuvieron, habían llegado al sitio, aquel donde se había marcado “la apertura”, los dos jóvenes se sentaron en el suelo; pero ella permanecía  de pie mirando de un lado hacia el otro, siempre a la expectativa; llevando su mano lentamente hacia su sable. Empuñándolo.

Habían pasado por lo menos quince minutos desde que llegaron, uno de los chicos frotaba sus manos entre sí para calentarlas por fricción, el otro simplemente bostezaba y levantaba los brazos para estirarse. El frío glacial, la noche y el estar mucho tiempo sentado en la nieve entumecía los músculos. Se puso de pie y al estirarse por una segunda ocasión, su capa se levantó ligeramente dejando al descubierto un par de pistolas que pendían de su cinturón. Bostezó y comenzó a caminar sin rumbo. Súbitamente un resplandor de colores brillantes en forma de esfera apareció justo enfrente de la chica, el destello se localizaba a un par de metros sobre el suelo y resplandecía hasta que tomó tonalidades blancas. Sonó un leve chasquido, como aquel que se produce al juntar dos cables de luz, y lo que hasta entonces había permanecido como una esfera, se prolongaba hacia abajo en forma de cuarteadura y poco a poco se agrandaba hacia los lados. La chica dio un salto hacia atrás, situándose al lado de uno de sus compañeros. Se miraron mutuamente y asintieron, mientras el tercero que divagaba en las cercanías se agrupaba con ellos.


La grieta crecía. Alcanzaba fácilmente los tres metros de altura y a su vez se ensanchaba. Los jóvenes prepararon sus armas, salvo uno, que sólo aleteaba con sus dedos y continuaba frotando sus manos. La grieta continuó creciendo un poco más e inmediatamente se detuvo. Desde su interior saltó una bestia enorme y destellante, portaba fieros colmillos curvos cual jabalí, dos pares de ojos y unas afiladas garras. Pisó fuertemente la nieve con sus cuatro patas, se impulsó con las traseras y extendió sus extremidades frontales hacia la chica. Ella permaneció de pie, inmutable, pero aquel joven a su lado, cerró su mano convirtiéndola en puño para luego extenderla y hacer levantar del suelo una rígida pared de hielo, sobre la que la bestia se golpeó de lleno haciendo vibrar el suelo. A través de la cristalina pared se observaba a la criatura, ésta se paraba en dos patas y extendía los brazos sobre su peluda cabeza, recordaría mucho a un oso común,  salvo porque medía casi cuatro metros de alto y portaba una armadura que le cubría casi todo el cuerpo, salvo aquellos ojos brillantes que reflejaban ira.

La bestia arrojó todo su peso sobre la pared, cayendo con sus garras de lleno contra ella, quebrándola.  Aquel que portaba las armas corrió hacia la bestia, disparando a quemarropa, sus tiros eran tan exactos que lograban acertar en las pequeñas aberturas que no cubría la armadura, pequeños chisquetes de un viscoso líquido morado salían de las heridas y hacían bramar a la bestia. La chica, aún permanecía inmóvil, contemplando el sufrir de la bestia. El joven a su lado juntaba las yemas de sus dedos, extendiendo las manos hacia enfrente, formando la punta de una flecha. El suelo tembló y una estalactita gélida surgía desde el fondo para atravesar el costado del animal. Éste pudo prever el ataque, y una de sus enormes patas se apoyó sobre la punta del hielo e hizo presión sobre ella, pero iba tan rápido que hizo girar a la bestia sobre un costado y rodar unos cuantos metros lateralmente. Inmediatamente se incorporó, sacudió la cabeza y enfiló con desenfreno hacia la chica. Los disparos continuaban, pero la bestia se movía intentando esquivarlos o colocando la trayectoria de las balas sobre su armadura que repelía totalmente los proyectiles. La trayectoria del animal cambió repentinamente, girándose hacia el chico de las armas, que por poco logró esquivarla al dar un salto hacia atrás y continuar disparando mientras caía. La bestia estaba a tan sólo un metro de la chica, quien preparó su espada estrujándola entre sus manos y dar un tajo vertical mientras daba un paso hacia un lado. Ambos colmillos de la bestia salieron disparados y esta al desbalancearse rodó convirtiéndose en una bola peluda con nieve e impactando al tipo de los guantes, éste cayó fuertemente contra la nieve, golpeándose la espalda y quedando inmóvil.

De la grieta surgieron cuatro figuras más, no eran tan enormes como la bestia, sino del tamaño de un humano adulto, llevaban armaduras del mismo material que el animal y se colocaron en dos filas formando un cuadrado pequeño. De inmediato rugieron los disparos y el impacto que éstos hacían contra las armaduras, los sujetos ignorando los proyectiles se lanzaron contra la chica, los dos de atrás portaban unas esferas de las que emanaban haces de luz, dirigidos hacia el pistolero y contra la mujer. Ambos esquivaron. Él se puso a cubierto tras una roca, pero el escondite no duró mucho pues los rayos lo destruyeron por completo.  La bestia se puso de pie y nuevamente corrió contra la mujer, ésta dio un salto, en el aire esquivaba los rayos con agilidad casi felina y al descender clavó la punta de su espada en el cráneo del animal. El líquido morado se regó por todo el lugar. La chica sacó su espada sin dificultad y al bajar del animal realizó un corte que terminó por decapitarlo, la cabeza se movió en dirección de los cuatro sujetos, éstos rompieron su formación y se dividieron, la chica corrió en dirección al par que se encontraba a su diestra y aprovechando la distracción los cortó por la mitad con un tajo vertical. Saltó sobre la cabeza cercenada de la bestia y nuevamente cayó con la punta hacia abajo sobre la cabeza de uno de los sujetos, quien murió instantáneamente, el restante sacó una espada brillante como si fuese forjada en el mismo sol, pero fue demasiado tarde, para entonces ella ya le había perforado el estómago y el tipo caía sobre sus rodillas.

El pistolero se acercaba a ella, el otro permanecía inconsciente. Ella apaciblemente sacó un aparato, tecleó algunos números y con su suave voz habló casi como un susurro: la palabra cleaning surgió de sus delicados labios. No pasaron más de cinco minutos cuando descendieron de la oscuridad de la noche un par de helicópteros, de ellos bajaron algunos sujetos con trajes plásticos y algunos otros instrumentos extraños, comenzaron a rociar a los cadáveres con algunos líquidos mientras otros acordonaban el lugar con una cinta plástica color blanco. Un chasquido interrumpió el trabajo y la chica que hablaba con un sujeto que vestía formalmente con traje, volteó desconcertada, sus ojos se abrieron atestiguando la aparición de veinte esferas oscuras sobre sus cabezas, de inmediato desenvainó su espada, las grietas se abrieron más rápido de lo esperado y comenzaron a surgir aberraciones creadas en el mismo infierno, seres que nunca habían sido vistos por los ojos del hombre, que sólo existirían en sus más oscuras pesadillas, pero ahora estaban ahí destrozándolo todo, lacerando a aquellos que sólo intentaban huir. La chica estaba paralizada, ensimismada, su sable cayó al suelo y los monstruos se aproximaban. Lágrimas salieron de los ojos de aquella chiquilla asustada, que se arrodilló junto a su espada y tapó sus ojos rogando que todo fuera un sueño. Y ella sabía, sabía que iba a morir, que nunca antes había registro que tantas grietas se abrieran al mismo tiempo y tan rápido, que aquellos seres hoscos eran más rápidos y fuertes que ningún otro que haya enfrentado antes. Su mente quedó en blanco, cuando una garra le atravesó el pecho y la levantó sobre el suelo, sólo era cuestión de segundos para que todo terminara, pero antes quería llevarse una última imagen de aquella persona que significaba todo para ella, aquella persona a la que le había fallado y que ahora esa promesa que le había hecho, no podría ser cumplida jamás… 

2 comentarios:

BellaMont dijo...

Y quien es esa persona? .....
.... debo seguir leyendo ... :P

Ricardo Marín dijo...

Muy buena narración. Te intriga desde el primer párrafo y hace que sigas leyendo :S
Genial.